martes, 30 de agosto de 2011

Otra noticia

Este blog queda cerrado temporalmente. La situación económica ha cambiado lo suficientemente (a peor) este verano como parecerme oportuno empezar otro. Si le interesó Purgatorio Económico, le interesará mucho más KILLER COST, en http://killercost.blogspot.com

Hasta siempre y gracias por haberme distinguido con su atención.

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viernes, 24 de junio de 2011

Noticias

Hoy es un día de noticias importantes. Selecciono tres. El gobierno ha decidido volver a elevar el límite de velocidad en autovías, de 110 a 120 km/h. Ha cumplido su palabra: dijo que era temporal, y así ha sido. El motivo declarado es que el gobierno lo hizo para ahorrar, porque a 110 el consumo es menor que a 120. Rubalcaba, muy enfáticamente, ha revelado un ahorro superior a 400 millones de euros en la factura de la economía española por la compra de petróleo. La decisión se tomó – según ha dicho – con el petróleo casi a 120 dólares el barril; ahora, está a 106 dólares, y bajando. A esos precios, el ahorro va teniendo menos y menos importancia. Por tanto, el gobierno mantiene su palabra y vuelve a elevar el límite. Hasta aquí lo que dice el gobierno. Mi versión ya la di aquí, cuando el gobierno redujo el límite de velocidad. Se hizo, fundamentalmente, para hacer el automóvil eléctrico más competitivo. Ahora se habla poco del automóvil eléctrico; cada vez menos. La razón es muy clara. Cambiar el parque automovilístico español de combustibles fósiles a cien por cien eléctrico (el sueño del ministro Sebastián, compartido por Zapatero) habría requerido unas quince centrales nucleares de tamaño medio. A principios de año, el gobierno se aprestaba a alargar la vida de las centrales más antiguas, como paso previo – conjeturaba yo – a la construcción de otras nuevas. Tras el desastre de Fukushima, todo esto ha quedado en eso: un sueño. El gobierno acaba de despertar.

Segunda noticia: el consejo europeo elije a Mario Draghi, gobernador del Banco de Italia, sucesor oficial de Trichet al frente del Banco Central Europeo. Draghi, economista ortodoxo, trabajó un tiempo para Goldman Sachs, uno de los principales bancos de inversión del mundo. Lo importante, sin embargo, es que se ha alineado sin fisuras con la postura del BCE en el asunto de la deuda griega. Como Trichet, no admite ninguna reestructuración de esa deuda que el mercado pueda interpretar como un «evento de crédito» (eufemismo por bancarrota). La semana pasada, tuvo el valor – o la arrogancia – de mantener esa postura en una reunión cara a cara con Angela Merkel, que defendía el reparto de los costes de la crisis con los bancos. Pero Trichet, Draghi y, en definitiva, el BCE se han mantenido intratables: nada de tocar a los bancos. Parece una derrota en toda regla de Merkel. Yo pronostiqué que la canciller lucharía e incluso que el resultado de esa lucha sería que Draghi no llegaría a tomar posesión como presidente del BCE. Hay tiempo hasta el 31 de octubre, pero la decisión de hoy no admite fácil vuelta atrás. Es una mala, muy mala noticia porque confirma el poder omnímodo del BCE y los bancos.

En todo caso, es evidente que voy necesitando unas buenas vacaciones. Purgatorio Económico cierra sus puertas por vacaciones de verano.

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jueves, 23 de junio de 2011

El Banco Central Europeo no es parte de la solución sino del problema

Los medios angloamericanos afilan sus garras: el euro parece víctima propiciatoria. Me temo, sin embargo, que venden la piel del oso antes de cazarlo. La última andanada viene del blog financiero de moda, Zero Hedge, que dedica la más reciente entrada (23/06/11) al tema. Uno no puede leer escritos como ése sin sentir una profunda agitación interior. Junto a percepciones muy agudas de la realidad, se deslizan topicazos y errores de bulto como si fueran dogmas de fe. Básicamente, el argumento se reduce a lo que he señalado repetidamente en éste, mi más modesto blog: la Unión Monetaria Europea, donde circula el euro como moneda común, es una zona monetaria sub-óptima; la teoría dice que las zonas monetarias sub-óptimas no pueden sobrevivir. Aparte de eso, Zero Hedge descubre sin rubor sus cartas: ellos son norteamericanos, y el dólar (su moneda) ofrece precisamente el contraste con el euro. Nosotros cometemos toda la clase de errores que ellos están libres de cometer, porque ellos son una zona monetaria óptima y nosotros no. Lo que les falta por explicar es por qué el euro se mantiene todavía por encima de los 1,40 dólares.

Entre las advertencias serias de Zero Hedge, señalaría lo siguiente. Todas las salvaguardias del Tratado de Maastricht han saltado por los aires. La regla de no rescatar a ningún país, la independencia del Banco Central Europeo, la prohibición de déficits por encima del 3 por ciento del PIB, la prohibición de deuda pública por encima del 60 por ciento del PIB, la prohibición de que el BCE comprara deuda pública de los estados miembros; todo ha tenido que ser ignorado durante la crisis, con vistas a salvar a la moneda común. Pero, si las mismas bases de la moneda común, que descansaban sobre esas reglas, han quebrado, ¿cómo podrá sobrevivir el sistema?

Mi hipótesis es ésta. Las reglas han tenido que ser ignoradas en la crisis para salvar al euro por la sencilla razón de que algunas de ellas eran malas reglas. Alguna de esas reglas no tenían que haber existido nunca, y el hecho de que hayan existido, de que se las haya respetado incluso cuando no había que haberlo hecho, de que se hayan relajado tarde y con mala conciencia; todo eso ha contribuido a crear un mal funcionamiento que es difícil, si no imposible, corregir sobre la marcha. Ahora resulta que la principal línea política de la eurozona, que es impedir a toda costa que Grecia se declare en bancarrota, está inspirada por una motivación perversa, como prueba el siguiente cuadro, publicado anteayer por Barclays:


[Haga clic en la imagen para agrandarla].

Lo que se observa con claridad es que la banca privada está mucho menos «enganchada» en la deuda soberana de Grecia de lo que suele suponerse. En realidad, exceptuando media docena de bancos y compañías de seguros, el sector privado está relativamente poco expuesto al riesgo de Grecia. El propio articulista de Zero Hedge, aunque no desconoce los datos de Barclays, maneja sin la suficiente clarificación datos del Banco Internacional de Pagos (BIS), de Basilea, de forma que sobreestima considerablemente la exposición del sector privado a una eventual bancarrota de Grecia; empiezo a pensar que los datos de BIS se malinterpretan (yo mismo los he hecho sin advertirlo) constantemente. La fotografía que emerge de las estimaciones de Barclays es una en la que la mayor exposición a un «evento de crédito» - eufemismo por bancarrota – de Grecia es del propio BCE. O sea, que toda la política por la que Europa está porfiando en este momento, toda la estrategia financiera sobre la que hace bascular sacrificios sin cuento para la población griega y europea en general, dependen del principio de que no se puede dejar que el BCE quiebre. ¿Suena razonable?

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La banca de los países escandinavos no ve alto riesgo de contagio en la crisis de la deuda

El riesgo de contagio es la preocupación del momento. Ayer por la tarde, Jean-Claude Trichet dio una rueda de prensa en su calidad de presidente, no del Banco Central Europeo, que todavía es, sino del Consejo Europeo de Riesgo Sistémico (ESRB), organismo que empezó a funcionar en enero y al que se retirará tras cesar en octubre en su actual cargo. Trichet ha afirmado que los primeros estudios del ESRB muestran que el riesgo de contagio de la crisis del crédito público de algunos gobiernos europeos a los bancos privados es muy elevado, habida cuenta de que los bancos son los principales inversores en deuda soberana.

Un estudio llevado a cabo por la agencia de calificación de riesgos crediticios Fitch Ratings muestra un panorama diferente. Tras estudiar la percepción que tienen las entidades de crédito de los países escandinavos, mediante una serie de entrevistas llevadas a cabo la semana pasada, la conclusión es que en su gran mayoría no ven un riesgo alto de contagio. Sólo un 21 por ciento de las entidades afirmó percibir un riesgo elevado de contagio de la crisis, actualmente circunscrita a Grecia, Irlanda y Grecia, a otros países como España, Italia y Bélgica. El 64 por ciento afirmó que el riesgo de contagio era medio y un 15 por ciento, que bajo. La percepción del riesgo era máxima en Copenhague y mínima en Helsinki. Dinamarca es el único país escandinavo que está actualmente en recesión. Con todo, el 40 por ciento de los ejecutivos bancarios entrevistados afirmó que la crisis de deuda soberana es la mayor amenaza que se cierne sobre los mercados de crédito europeos en el horizonte de los próximos 12 meses. Sin embargo, otras amenazas parecían casi tan preocupantes: la posibilidad de una segunda recesión mundial preocupaba al 30 por ciento y el fin de los estímulos monetarios y fiscales en Estados Unidos a otro 30 por ciento.

Curiosamente, la posibilidad de que la crisis pase de los estados a los bancos, que es la obsesión de Trichet en los últimos meses, no parece preocupar a los bancos escandinavos. Se conoce que ellos no han invertido apenas en deuda soberana de los países rescatados hasta la fecha. Así entiende uno la frialdad con la que Finlandia, por ejemplo, se enfrentó al rescate de Portugal, hace unas semanas, y sus reticencias al segundo rescate de Grecia, ahora. Pero, por otra parte, ¿no será que la obsesión de Trichet – que parece ser también la de Draghi, su sucesor in pectore – responde estrictamente a una preocupación propia de los bancos franceses y alemanes, que en su día prestaron a Grecia más de lo que razonablemente habría que haberle prestado? Parece estar justificada la duda de si el BCE representa demasiado fielmente el interés de los países centrales de la UE - Francia, Alemania - y muy poco el de los periféricos, ya sea del Norte o del Sur de Europa.

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miércoles, 22 de junio de 2011

Crisis griega y ética cívica y fiscal

Al filo de la pasada medianoche, cuando se conocía el resultado de la votación que ratificaba la confianza del parlamento griego en su gobierno, miles de atenienses reunidos en la plaza Sintagma se enfrentaban a la policía con la violencia habitual. Aparentemente, esperaban un fracaso de la moción, o bien estaban preparados para los disturbios saliera lo que saliera. Es tremenda la situación de un país así, y todo lo que podemos hacer es cruzar los dedos para no vernos también en ella.

No puedo por menos de expresar públicamente mi solidaridad con el pueblo griego en esta hora tan difícil. Creo que no se merecen lo que les está ocurriendo. Es una verdadera desgracia en la que se han combinado los fallos del capitalismo, que desencadenaron la crisis, y la falta de precisión, en este caso verdadera brutalidad, de sus mecanismos de ajuste. Estamos muy lejos del «ajuste fino», del fine tuning, con que se presumía poder abordar los problemas en la eurozona antes de 2008. Ahora, el único procedimiento a nuestro alcance parece estar en cortar por lo sano. Una y otra vez, hasta que no quede nada por cortar, por lo que se está viendo en Grecia.

De una u otra forma, la catarsis – palabra griega, precisamente – que tiene que sufrir esa sociedad es radical y completa. Las cosas no podían continuar como hasta ahora. Se estima que el fisco griego pierde entre 20.000 y 30.000 millones de euros anuales como consecuencia del fraude fiscal. Con lo evadido en los tres últimos años, se habría ahorrado este segundo rescate; con lo evadido en los últimos diez, nunca se habría visto en la situación que atraviesa. Y el fraude está especialmente extendido entre la población adinerada. Parece que en Atenas – zona de sequía endémica – se paga un impuesto por las piscinas particulares. Pues bien, de 16.974 piscinas censadas tras una inspección pormenorizada, resultó que únicamente 324 estaban declaradas. La corrupción y el soborno están generalizados. Hay que pagar para conseguir un empleo de funcionario y también para pasar los exámenes en ciertos tramos del sistema educativo. Afortunadamente, estos extremos están ausentes entre nosotros. Pero nos sigue pareciendo natural la corrupción entre los políticos, y votamos para las más altas magistraturas a personas sospechosas de haberse dejado sobornar: con la presunción de inocencia lo arreglamos todo. Y a nadie escandaliza que cualquier empresa sustraiga un 20 ó 25 por ciento de su facturación al pago del IVA. ¿Quién pide factura al fontanero, salvo que pueda trasladarle el gasto a otro? Muchos se justifican preguntando si van a pagar impuestos para sostener el tren de vida de los políticos. El mal está arraigado, es profundo y afecta muchos niveles de la vida social. Es esa incertidumbre sobre la confiabilidad fiscal de nuestro país lo que nos tiene permanentemente en vilo y sometidos al escrutinio de los mercados.

Lo dije una vez, y lo repito: ética fiscal, ética fiscal, ética fiscal. Cuando la tengamos, sabremos exigir a los políticos que administren bien los impuestos que pagamos. Y no al revés. Ética fiscal es lo que necesitamos para salir definitivamente del atolladero.

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martes, 21 de junio de 2011

Cameron rehúsa participar en el nuevo rescate de Grecia

Aparentemente, la comunicación efectuada ayer por la comisión europea, por boca del comisario Olli Rehn, y de la presidencia del Eurogrupo, personificada por Jean-Claude Juncker, ha tenido la virtud de tranquilizar a los mercados. La prima de riesgo española ha caído apreciablemente – aunque se mantiene alrededor de los 260 puntos básicos, 80 más que hace un mes – y lo mismo ocurre con la de Italia. China ha anunciado que participará voluntariamente en el rescate de Grecia. Incluso Japón, cuya situación financiera, por razones conocidas, es bastante problemática (hasta el punto de justificar una advertencia preocupada del Fondo Monetario Internacional el viernes pasado), ha prometido contribuir en la medida de sus posibilidades. Es evidente la alarma internacional que ha disparado esta situación.

El Reino Unido pone la nota discordante. Su primer ministro, Cameron, acaba de afirmar que su país no participará en este segundo rescate de Grecia, haga Grecia lo que haga en materia de sacrificios. El momento elegido es significativo. Precisamente hoy, el primer ministro griego, Papandreu, presenta en el parlamento de su país un durísimo plan de ajuste que incluye el despido de 150.000 funcionarios, amén de subida de impuestos. Cameron, entre cuyos planes está el despido de casi medio millón de funcionarios de su país, no se ha sentido nada solidario de otro gobierno que va a hacer algo parecido. Prácticamente, Cameron está diciendo a las claras que él vota por la bancarrota de Grecia. Es comprensible que no le preocupe: los bancos británicos tienen unos 3.400 millones de dólares de deuda soberana de Grecia (datos del BIS), lo que es la décima parte de los 34.000 millones que tienen los bancos alemanes, y todavía una fracción mucho menor de los 57.000 millones en manos de bancos franceses. Muy seguro debe estar Cameron de que Irlanda no necesitará de un segundo rescate, porque entonces las tornas se invertirían.

Cameron viene a decir que, si la renovación de la deuda griega es voluntaria para el sector privado, es decir, los bancos, por la misma regla de tres lo es para los gobiernos. Él, voluntariamente, rehúsa participar. Nadie va a decirle que tiene que hacerlo. Cameron, además, implícitamente presume de desafiar la autoridad del eje franco-alemán, aunque juega a favor de Merkel. Lo importante de la posición adoptada hoy por el Reino Unido es su significado como precedente. Varios otros países querrían desmarcarse de la posición adoptada estos días. Como es obvio, los miembros de la eurozona lo tendrán más difícil; el Reino Unido se mantiene fuera, y esto parece disminuir su responsabilidad en la crisis de un país que pertenece a ella. Pero Eslovaquia – que es miembro de la eurozona – ya había anunciado que no participaría, y habrá que ver la firmeza de su resolución. Más complicado es el caso de Finlandia, donde un reciente éxito electoral de la extrema derecha forzó una votación parlamentaria sobre el rescate de Portugal, votación que entonces salió bien. Difícil va a ser, sin embargo, eludir el mismo trámite en esta ocasión, y su simple convocatoria puede desatar nuevas tensiones en los mercados.

Lo que cada vez está más claro es que España no podrá ser rescatada, por más que llegare a necesitarlo. Con un tamaño económico y financiero que supera la suma de Grecia, Irlanda y Portugal, el consenso político que se necesitaría para que Europa lo llevara a cabo empieza a resquebrajarse.

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lunes, 20 de junio de 2011

Primera victoria política del 15-M

Yo quizá no lo habría hecho así. De haber sido coordinador de Izquierda Unida en Extremadura – que afortunadamente no soy – puede que hubiera planteado una dura negociación con el PSOE; digamos, la mitad de las consejerías y una vicepresidencia con amplias atribuciones, para empezar. E IU habría sacado tajada de su posición de arbitro, ya que Fernández Vara es un hombre razonable, como acaba de demostrar pidiendo que no se demonice a IU y que el PSOE asuma sus responsabilidades en la derrota.

Pero lo que yo pueda pensar que haría en caso de… no tiene ninguna importancia, ni siquiera para mí. Mucho más interesante es comprender lo que ha ocurrido. Cuando la semana pasada Cayo Lara quiso hacer acto de presencia en una movilización contra el desahucio de una familia en Madrid, dio un ejemplo de oportunismo político. Está muy feo que los allí presentes le abuchearan y hasta le arrojaran un balde de agua encima. Muy feo. Pero, en cierto modo, se lo había ganado a pulso. Sus nada contenidas peticiones del voto a los concentrados en Sol y otras plazas del país, presumiendo de que IU era el verdadero representante del 15-M, recibió en Tetuán cumplida respuesta: «No nos representas». Y este fin de semana, desplazándose a Extremadura a retorcer el brazo de IU en esa Comunidad, para que apoyaran la investidura de Fernández Vara, acaba de demostrar que no sólo no representa al 15-M, sino que ni siquiera lo escucha: «PP, PSOE, ¡la misma m… es!». Me parece que Cayo Lara tiene que revisar un poco sus conceptos. Uno puede situarse dentro o fuera del movimiento 15-M, pero lo que no puede es estar para unas cosas y no estar para otras, según le convenga. Esa clase de manipulación de la opinión pública es uno de los aspectos que valora más negativamente el 15-M.

En cambio, decidiendo que ellos se abstienen, los de IU de Extremadura se han comportado como verdaderos indignados. ¿Que eso favorece al PP? Habrá que verlo. Dando su voto al PSOE, habrían asumido un compromiso de estabilidad con el gobierno regional, que habría atado sus manos en el futuro. Absteniéndose ellos, gobernará el PP, ciertamente; pero IU no le deberá nada. En cualquier momento, puede hacer caer a ese gobierno, si le interesa. Quizá así pueda lograr más cosas, que de la otra forma, para su electorado.

Es una nueva forma de hacer política, fuera de conceptos frentepopulistas propios de la III Internacional, ya desfasados. El 15-M está compuesto en su mayoría por jóvenes que no saben nada de eso, y ni siquiera les interesa. En repetidas ocasiones, se ha sugerido al 15-M concretar sus propuestas y convertirse en partido político. Ellos lo han rechazado. No quieren ser sino lo que son: un grupo de presión multitudinario. Otros presionan subiendo la prima de riesgo de España, o utilizando los organismos internacionales. El 15-M es el grupo de presión de los que no pueden presionar sino desde la calle. Ayer, unos políticos «a la antigua» han escuchado e interpretado a su manera el grito de la calle. Es lo que el 15-M les pide a todos los políticos. El 15-M ha llegado para quedarse y ser un factor constante de presión sobre la política nacional, como los son los mercados. Los partidos no deberían olvidarlo.

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