miércoles, 18 de mayo de 2011

Elogio de DEMOCRACIA REAL, ¡YA!

«Las revoluciones políticas, Señor, son las necesidades de los pueblos puestas en acción, y estas necesidades son tanto más enérgicas y fuertes, cuantos más obstáculos se oponen a su entera satisfacción. De aquí, Señor, esta terrible verdad que los pueblos nunca apelan a los extremos, sino después de haber apurado enteramente la paciencia del sufrir. En vano la perfidia los atribuirá a los hombres de la revolución; ahí viene, Señor, la posteridad que juzgará a unos y a otros, y decidirá si ha sido culpa de los pueblos o de sus príncipes».
De una exposición de la Milicia nacional de Irún, el 22 de julio de 1822 (citado por Josep Fontana, La quiebra de la Monarquía absoluta, 1814-1820: La crisis del Antiguo Régimen en España, Ariel, 1971, pág. 257).

Tenía yo la sana intención de continuar hoy con otra entrega del serial sobre la crisis de la deuda soberana, pero es cosa que puede esperar. Anoche visité la Puerta del Sol de Madrid, después de que una junta electoral desautorizara la concentración convocada por la plataforma «Democracia real, ¡ya!». Quise ver que aspecto tenía la concentración antes de que la desalojaran los antidisturbios.

He de advertir, antes de describir lo que vi, que era bastante escéptico respecto a la importancia de la movilización que empezó el domingo y después se ha extendido por toda España. Me disgustaba la comparación que se hace entre esa movilización y la de Mayo del 68. Sobre todo por las breves entrevistas de sus participantes difundidas por los medios, me parecía un movimiento ramplón – en el fondo una revuelta de los ni-ni – e incapaz de alcanzar la altura poética de la revuelta estudiantil de París, con sus eslóganes situacionistas: «La imaginación al poder» o «Compras tu felicidad; róbala», surrealistas: «Seamos lógicos/razonables/realistas, pidamos lo imposible» o «Soy un marxista de la tendencia de Groucho», maximalistas: «Ceder un poco es capitular mucho» o «Los que hacen las revoluciones a medias no hacen más que cavar sus propias tumbas». Juzgue el lector si lo ocurrido en la Puerta del Sol tiene algo que envidiar.

Había cinco, diez, quizá quince mil personas; no sé, no calculo bien cuando hay tanta gente. La Puerta del Sol estaba prácticamente llena. Había muchos antidisturbios, pero no llevaban (aún) los cascos puestos. La inmensa mayoría de los presentes eran jóvenes; quizá el 80 ó el 90 por ciento. No había asistido a una manifestación con tanta gente joven desde mis días de estudiante durante la Dictadura. Un grupo muy compacto en el centro de la plaza coreaba consignas contra los partidos mayoritarios y se divertían con su propio espectáculo ante las cámaras de buen número de cadenas televisivas. La entrada a la estación de Cercanías, que semeja un iglú de cristal, estaba cubierta de carteles, algunos del tamaño de una hoja de cuaderno. Cientos de ellos, y gente encaramándose para pegar nuevos. Imposible leerlos todos. Citaré sólo los que recuerdo: «Si te fías de un banco, dormirás en él», «El salario del despedido es el bonus del directivo», «Si votar tuviera alguna utilidad, estaría prohibido», «Si el hombre no puede gobernarse a sí mismo, ¿cómo va a gobernar a otros?; y si puede gobernarse, ¿para qué necesita ser gobernado?». Y mi favorito: «El poder nos teme porque la revuelta enamora». Me confieso enamorado.

@purgatecon

8 comentarios:

A las 18 de mayo de 2011, 22:23 , Blogger Augusto Rodríguez Zafra ha dicho...

Apasionante amigo Enrique.

La tierra tiembla por dentro y por fuera, cada vez + cerca, igual nos quiere decir q nos puede tocar, igual esta cansada de nuestra insolidaridad

El mediterráneo arrastra últimamente a las orillas caracolas llenas de espíritu combativo, almejas inconformistas y cangrejos cansados de andar hacía atrás.

Estas frases las he puesto últimamente en mi muro de face. Voy a escribir ahora en mi blog pq este cambio de época me tiene apasionado.

Un abrazo

 
A las 19 de mayo de 2011, 0:19 , Blogger Enrique Viaña Remis ha dicho...

Gracias, Augusto. Un abrazo muy fuerte también para ti.

 
A las 23 de mayo de 2011, 17:40 , Blogger Carmen María ha dicho...

Lleva tiempo el Profesor Ramírez invitándonos a leer este su blog.
Hoy me acerqué precisamente por saber qué opinaba de esto de "hacer la revolución" (me gusta decirlo así, como Arrabal decía en Pic Nic "hacer la guerra").
Yo también estuve allí, el mismo día, poco después de las doce.
Antes de llegar yo le decía al amigo que me acompañaba que me resultaba pretencioso e inútil ese afán "cambiamundos". Pretenciosa una revolución política en una sociedad que sube el volumen de la tele cuando un señor hincha a palos a su mujer en la casa de al lado.
Yo le pedía a mi amigo una revolución espiritual. Y él se reía y decía que eso que yo llamaba "revolución espiritual" era un discurso muy de mujer y que a lo mejor un "nuevo algo" tendría que venir de manos femeninas y se sonreia y me hablaba de todas estas cosas sesudas e inteligentes (que me encantan y que comparto, pero que no me mueven a la acción)
Yo llegué a Sol, y será porque es fácil encontrar lo que se busca, pero yo encontré personas necesitadas de ser escuchadas, de conectar, personas deseosas de "gobernarse a sí mismas" y lanzando la caña de pescar.
De pescar ideas, de pescar esperanzas, de pescar comunicación (pero de la de verdad), de pescar respeto... de saberse no solo.
Yo no sé si eso es saberse en democracia, en sociedad, en el mayo del 68 o qué (no se me dan bien las palabras grandes), pero yo quise ver un comienzo de algo bueno.
Yo quise verte vecino, apagando la tele y prestando atención a mis gritos rompiendo el muro de la soledad.

 
A las 25 de mayo de 2011, 2:12 , Blogger Enrique Viaña Remis ha dicho...

Un comentario muy inspirador, si me permites decirlo. Encaja bien en lo que yo mismo vi y sentí allí. Gracias por leerme y compartir tu experiencia.

 
A las 8 de junio de 2011, 2:34 , Blogger Kinbote ha dicho...

ET IN ARCADIA EGO
Yo también estuve en Sol y deduje lo siguiente:
1º La ocupación permanente de un espacio público siempre es violenta. ¿Qué pasaría si falangistas, contrarios al aborto o víctimas de ETA lo hicieran? ¿Se usaría la misma vara de medir?
2º Determinadas propuestas que escuché y determinados carteles que vi parecen una carta a los Reyes Magos. Venían a pedir titulación, trabajo y vivienda. Pero, como decía Pla, ¿todo esto quién lo paga? La respuesta es silencio, o “que pague Botín”.
3º La responsabilidad por la mala situación económica la tiene el Gobierno o “el sistema”. En este caso, ¿a qué “sistema” quieren ir y por qué camino llevarnos?
4º Estoy de acuerdo en reformar la Ley Electoral, ahora bien, los indignados ignoran que toda Ley en ese terreno es un compromiso relativamente injusto. Algunos –no sé si todos, es imposible saberlo– piden un colegio electoral único sin un mínimo de votos. Eso supone que, por ejemplo, falangistas, Ruiz-Mateos y Belén Esteban obtendrían escaños, no sólo los enrollados.
5º Quienes durante el franquismo hicimos asambleas de Facultad sabemos cómo se manipula una. Basta con organizar a unos pocos, dejar que el público repita consignas hasta el aburrimiento, que cunda el hambre o el sueño, y proponer entonces que uno de los nuestros ponga en limpio las propuestas. Y así sucesivamente.
6º Naturalmente, los vecinos y comerciantes, que pagan impuestos, tienen perfecto derecho a quejarse.
“Abajo lo existente” gritaban los revolucionarios españoles del 36, me refiero a 1836. Las cosas no son nuevas aunque se chateen.

 
A las 8 de junio de 2011, 8:16 , Blogger Enrique Viaña Remis ha dicho...

Sabrás, querido Kinbote, que Baigent, Leigh y Lincoln, autores del inquietante Holy Blood, Holy Grail, opinan, después de un extenso recorrido por los contextos en que aparece la frase ET IN ARCADIA EGO, profusamente repetida en la Edad Media, que es la Muerte en persona quien habla.

La Utopía tiene fallos, y fallos notorios. En caso contrario, no sería utopía sino proyecto político. Y es evidente que la Democracia Real es pura utopía. Como también lo es que la utopía no tiene nada de pacífica en muchas ocasiones. Pese a todo, yo la saludo. Porque es una utopía espontánea, enteramente provocada por las circunstancias y que no procede de ninguno de los esquemas utópicos del pasado, aunque, ciertamente, sea manipulable y susceptible de reconducción a alguno de esos esquemas o incluso a otros no tan utópicos. Durante lustros hemos echado de menos alguna inquietud en la juventud, más allá del botellón y los videojuegos. Y ahí la tenemos. La chispa ha saltado. ¿Qué la chispa no es razonable? No es razonable. ¿Qué puede provocar un incendio? Puede provocarlo. Por eso hay que ser particularmente cuidadoso en tratar con ella. Puede ser una fuente de energía, y si hay algo de lo que está necesitada esta sociedad es un poco de energía, convendrás conmigo; energía que no le pueden dar ni los falangistas, ni los antiabortistas, ni las víctimas del terrorismo. También puede ser un poder destructor. Las cosas no están como para el business as usual. Y el Movimiento 15-M, simplemente, nos lo recuerda. ET IN ARCADIA EGO.

 
A las 14 de junio de 2011, 18:09 , Blogger Kinbote ha dicho...

Querido Enrique, qué placer mantener estas charlas. Veo que has captado la alusión implícita de la cita “ET IN ARCADIA EGO”.
Has puesto sobre el tapete dos palabrejas que me inspiran desconfianza, la primera es “utopía”. Si sólo habláramos de “idealismo” no tendría nada que objetar, pero he aquí que en nombre de las utopías se han cometido grandes crímenes.
Como sabes, no todas las utopías han sido amables, ahí está la “dictadura musical” (Nabokov) de Platón para demostrarlo, ni tampoco lo fue la utopía racial del nazismo o aquellas que añoran una pretendida edad de oro, como ocurre con cierto nacionalismo de boina. En cuanto a las utopías progresistas, ¿olvidamos la guillotina, el Gulag y Pol-Pot?
Desde Tomás Moro todas las utopías imaginadas (una redundancia) han sido dictaduras donde “los justos” han impuesto sus esquemas a los recalcitrantes. Han sido totalitarismos.

 
A las 14 de junio de 2011, 21:39 , Blogger Enrique Viaña Remis ha dicho...

Para mí utopía no es lo mismo que para Tomás Moro, y mucho menos lo que para los socialistas llamados utópicos. Utopía es el gélido hálito de la Muerte soplando sobre el cogote de un orden social incapaz de gestionar los problemas de su tiempo y que sin embargo se resiste a desaparecer. Es un susurro que dice: renuévate o muere. La Muerte no entiende de valores. O se le hace caso, o se perece. Las demás consideraciones, aunque sin duda no carentes de interés en una conversación ilustrada, son superfluas, hablando en términos prácticos. Lo que quiero decir es: a) que percibo una amenaza muy seria; b) que esa amenaza no se suprimirá dialécticamente; y c) que la represión no hará más que agrandarla. Creo que no hay otra opción que entenderse con ella y tratar de educarla.

 

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