viernes, 14 de enero de 2011

13. Hegemonía global

La oportunidad de ganar dinero arriesgándolo en los mercados o, en los peores momentos, de no perderlo se presenta como el estímulo que los hedge funds de proyección global ofrecen – dado su posesión de “información en tiempo real” de lo que está pasando – al pequeño inversor para que éste respalde con su voto en los mercados las decisiones que aquéllos van tomando para encarrilar la economía mundial en la dirección adecuada para que la rentabilidad global crezca. Pero la causa real de la dirección que los hedge funds ejercen sobre los mercados es que ellos son los únicos que están libres de contradicciones primarias dentro de la burguesía global, mientras que las demás multitudes que se integran permanente o esporádicamente en ella experimentan contradicciones más o menos agudas con sus otras fuentes de medios de vida y riqueza. Por lo mismo, los mercados, disciplinando a esas multitudes e imponiéndoles un modo de pensar afín a la lógica de los hedge funds (lo que podríamos llamar un “pensamiento realista”), desempeñan una función de hegemonía global sobre integrantes de una miríada de multitudes potencialmente agredidas en todo el planeta, muchos de los cuales están votando, sin saberlo o a sabiendas, en contra de sus intereses como pertenecientes a ellas. Es la fuerza de la globalización. De la misma forma que la clase obrera francesa acoge en su seno a todos los que participan de su lucha a través de la huelga general, la burguesía financiera global acoge en el suyo a todos a los que se dejan tentar por el casino global.

La hegemonía de la burguesía global, ejercida a través de los mercados, se quebró en septiembre de 2008, cuando lo hizo Lehman Brothers. Desde entonces se ha tratado de recomponer. Una fase particularmente aguda de esos esfuerzos la hemos visto en 2010.

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@purgatecon

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