domingo, 2 de enero de 2011

La luz, más cara

La elevación de las tarifas eléctricas es la primera medida de política anticrisis que ha puesto en marcha este gobierno. Nadie en su sano juicio puede creerse el argumento del déficit tarifario, viendo los beneficios que registran las eléctricas. El origen de esta mistificación son los llamados “costes de transición a la competencia” (CTC). Éste es un invento de William Baumol, economista norteamericano que a mediados de los noventa, reflexionando sobre la liberalización de los mercados eléctricos en Estados Unidos, llegó a la conclusión de que había que indemnizar a las empresas que habían detentado privilegios de monopolio o cuasimonopolio, por arrebatárselos. El precio de no hacerlo sería ralentizar el progreso técnico en el sector. La tesis es discutible, pero la profesión la compró con entusiasmo. Los famosos CTC son el secreto del déficit tarifario en España.

¿Por qué se acelera ahora el proceso de indemnizar a las eléctricas? Lo dijo el presidente hace pocas fechas: nos esperan cinco años antes de salir de la crisis. En las condiciones actuales, es impensable la generalización del uso del automóvil eléctrico, en que el gobierno – por inspiración del ministro Miguel Sebastián – fía el tirón de la demanda que pondrá la economía española nuevamente en marcha. La instalación obligatoria de puntos de recarga en todas las plazas de aparcamiento público y privado reactivará la construcción de forma compulsiva – como compulsiva fue la sustitución de la televisión analógica por la TDT, en un ensayo a escala de miniatura de lo que nos espera – pero el proyecto cojea por la falta de potencia para alimentar el parque automovilístico. Cálculos aproximados cifran en una central nuclear de tipo medio por cada dos millones de automóviles eléctricos las necesidades de generación de energía. Con un parque de más de treinta millones de vehículos, serán necesarias quince nuevas centrales nucleares. Para construirlas, haría falta un volumen de financiación exterior que los mercados no están dispuestos a proporcionarnos. Y habría que empezar la construcción de nuevas centrales ahora. La decisión política ya debe de haberse tomado, pero tal vez se haga pública después de las autonómicas y municipales, cuando el café ése al que hemos renunciado los españoles dé para empezar las obras de alguna.

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@purgatecon

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