lunes, 21 de marzo de 2011

Odisea al amanecer

Al fin tenemos guerra en Libia; de nombre cursi, pero interesante como guerra. Tras semanas de una parsimonia asombrosa, la comunidad internacional ha pasado en unas horas de declarar una zona de exclusión aérea a bombardear objetivos militares de las fuerzas leales a Gadafi. Concretamente, se habla de destrucción de blindados. Eso no es ‘exclusión aérea’. Exclusión aérea sería derribar aviones enemigos que entraran en la zona excluida, incluso atacar puestos antiaéreos que iluminaran con sus radares a los cazabombarderos aliados en vuelo de reconocimiento. Pero ¿blindados? ¿Qué peligro puede representar un blindado para un reactor? Si nuestros aviones destruyen blindados es que la zona de exclusión aérea no es más que un pretexto para internacionalizar el conflicto. De hoz y coz, se nos ha metido en una nueva guerra. Es difícil no pensar que nuestro gobierno, acosado por las encuestas, se aferra a la guerra como a un clavo ardiendo. También es llamativo que se haya esperado al accidente nuclear japonés para tomar una decisión que no puede dejar de relacionarse con el petróleo. Las guerras, cuanto más interesantes, más peligrosas.

Sorprende que no se empezara por decretar un embargo del petróleo libio. ¿No era lo más obvio, cerrar a Gadafi el grifo de sus ingresos para detener sus compras de armamento y pagos a mercenarios? El conflicto éste puede ser una «guerrita» de días, pero si Gadafi sigue vendiendo petróleo podrá seguir comprando armas y trayendo mercenarios del África subsahariana, donde hay millones de candidatos. Quizá no ha habido más remedio que aceptar esto a cambio de que ninguno de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU que votaron en contra de la resolución la vetara.

Lo que menos me convence es el argumento que se da para justificar la internacionalización. Se ha dicho que si se permitía a Gadafi aplastar a los rebeldes, Libia podría desestabilizarse hasta caer en una somalización, en un «estado fallido», con cada una de las más de cien tribus existentes tratando de imponer su ley en un pequeño territorio, lo que traería consigo riesgos de piratería de todo tipo, igualito que en Somalia. El argumento parece tener tanto más peso cuanto que lo enuncian sesudos profesores italianos: no hay que olvidar que tanto Libia como Somalia han sido objeto de ambiciones colonialistas de Italia en el pasado. Ellos deben conocer el percal. A pesar de todo, Libia no es Somalia. Somalia no tiene absolutamente nada; las tribus pueden pelearse a placer por la miseria; los jóvenes tienen tan pocas oportunidades que se hacen piratas. Libia, en cambio, tiene petróleo, mucho petróleo. Tanto petróleo, que no puede por menos de ser gestionado por un estado bien organizado. Cuando hay tanto dinero de por medio, las tribus no dejarán de ponerse de acuerdo para tal menester. Luego no hay riesgo de «estado fallido», en absoluto.

El riesgo es exactamente el contrario, que Gadafi extermine a los rebeldes y estabilice definitivamente la situación de modo contrario a los intereses de Occidente. Hemos jaleado demasiado a los rebeldes, en la euforia creada por las revoluciones de Túnez y Egipto; hemos condenado de forma tan tajante a Gadafi cuando empezó a masacrar a sus civiles, como para que ahora podamos reconciliarnos con él por enésima vez. El verdadero peligro es una Libia estable que se pase al bando de Irán y Venezuela, creando un grupo de irreductibles en la OPEP que podría manipular el mercado de crudo con vistas a desestabilizar a Arabia Saudí, el verdadero objetivo a proteger a todo trance por Occidente en esta ya demasiado prolongada crisis.

No hago esta crítica desde una izquierda que podría calificarse de chavista. Mis simpatías están con los rebeldes. Lo justo sería dejar que los libios arreglaran sus diferencias ellos solos, sin interferencia alguna. Pero eso exigiría el embargo del petróleo libio, pues de otra forma uno de los bandos tendrá acceso a un flujo continuo de armas y combatientes para acabar con el otro. La crítica de Ahmadinejad a la hipocresía occidental no es menos hipócrita. Si alguna potencia con privilegio de veto en la ONU ha amenazado con vetar el embargo, entonces no está claro que alternativa había.

Etiquetas: , ,

@purgatecon

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio