viernes, 11 de marzo de 2011

Macrorregiones

En tiempos en que tenía amigos en la Xunta de Galicia, ellos me pidieron un papel sobre la posibilidad de constituir, al amparo de la normativa comunitaria, una macrorregión que integrara a Galicia y el Norte de Portugal. La idea me pareció interesante, la estudié con cariño y al cabo de unos meses redacté un informe sobre los vínculos históricos entre las dos, las sinergias actuales y las oportunidades que una hipotética colaboración abría para el futuro. El asunto no llegó a más por cosas de la política. Ahora constato que el PP continuó con aquello, incorporando a otra de las comunidades autónomas que gobierna, Castilla y León, que incluso parece haber liderado el proceso. Con fecha 17 de septiembre de 2010, se constituyó la macrorregión de Regiones del Sudoeste Europeo (RESOE), a la que se empieza a dotar de contenido con un ambicioso proyecto de infraestructuras para el automóvil eléctrico, justificado por la importancia que la industria de fabricación tiene en las tres regiones. Mi idea de la macrorregión era distinta; estaba basada más en la comunidad de servicios públicos que en la industria, pero hay que reconocer los aciertos cuando son evidentes.

Hace casi un año, al hilo de la retirada del parlamento de la Nación del nuevo estatuto de autonomía para Castilla-La Mancha, como todos recordarán a causa del problema del agua, propuse la creación de una macrorregión que agrupara a Castilla-La Mancha, Extremadura y el Centro de Portugal, para realizar una gestión eficiente y a la vez rentable del río Tajo, de forma que este recurso natural se convirtiera en una fuente de ingresos para las tres. No se me hizo caso, quizá porque algunos creen que los derechos sobre el agua de un río pertenecen en exclusiva a la comunidad autónoma en que están localizadas sus fuentes (tesis rechazada por el Congreso), quizá porque la solución que yo proponía – una solución de mercado – sonaba desagradablemente en los oídos de quienes opinan que el mercado es inapropiado para resolver esta clase de problemas, quizá en fin porque este blog es demasiado modesto como para que lo lean las personas que tienen capacidad de decisión en estos asuntos. Sea de ello lo que fuere, el caso es que mi propuesta de macrorregión del Tajo, o si se prefiere de “Regiones del Centro de la Península Ibérica (RECEPI)” (¿pillan el latín?), sigue durmiendo el sueño de los justos.

Pero lo tiempos que corren son los que son. Quedarse atrás en estas cosas es perderse en el arroyo de la historia. Castilla-La Mancha no puede continuar siendo una comunidad aislada en el centro de la Península Ibérica, ahora incluso sin caja de ahorros propia. Se precisa una enérgica voluntad de resistencia a la adversidad, probar nuevas fórmulas, abrirse al mundo. La posesión común del Tajo, recibida de Dios o de la naturaleza, como se prefiera ver, es un motivo de unidad entre las tres. Lo que el parlamento español ha rechazado porque provenía de una única región española, tendrá mucho más difícil rechazarlo si viene apoyado por dos regiones españolas y una portuguesa. ¿Captan la idea? No es el mercado, es la unión estratégica, imprescindible en un mundo cada vez más globalizado.

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@purgatecon

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