miércoles, 2 de marzo de 2011

Portugal se mueve hacia un punto de no retorno

Mientras aquí se da por concluida la crisis de la deuda en lo que pueda afectarnos, y alejado el pánico del pasado otoño, el país se dedica a las cosas que de verdad importan, como quién sucederá a Zapatero y en cuánto se amplía la ventaja en los sondeos del PP sobre el PSOE, el magnate George Soros, promotor y gestor de algunos de los mayores hedge funds del mundo, pronostica que la crisis de la deuda, lejos de haberse conjurado, está en una fase latente nada más que para estallar con renovada fuerza y engullir en ella a nuevos países de Europa y quizá otros fuera de ella. Estoy con Soros. Vengo sosteniendo que el origen de la crisis de la deuda soberana está en la sospecha profunda de los mercados de que la zona euro, y después también el Reino Unido, se equivocaron soberanamente al emprender políticas de consolidación fiscal cuando las economías todavía no habían alcanzado tasas de crecimiento lo suficientemente elevadas como para verse afectadas solo de forma moderada por semejantes políticas. Los mercados han temido, y todavía temen, que las políticas de consolidación fiscal arrojen a las economías europeas en una nueva y severa recesión que hunda la recaudación tributaria y cercene de raíz las posibilidades de devolver la deuda acumulada. Datos como el crecimiento negativo del Reino Unido – segunda patria de Soros y al que subliminalmente se refiere al hablar de “otras economías europeas” – en el cuarto trimestre de 2010 vienen a abonar esa sospecha.

Una cosa es cierta: ahora mismo, los mercados no sienten una preocupación especial por España, pero por la única razón de que están atentos a lo que ocurra con Portugal. Muchos dan por descontado el rescate de este país, vecino nuestro. El gobierno socialista, en minoría parlamentaria, se resiste, porque con toda probabilidad una ocasión así sería lo esperado por la oposición centrista del Partido Social Democrático (PSD) para presentar una moción de censura y derribar al gobierno. Si el PSD no ha presentado todavía esa moción, o ha rehusado apoyar la presentada por la minoría de izquierdas de la cámara, es porque su triunfo desataría el pánico de los mercados y obligaría al rescate, con el PSD apareciendo como responsable de lo que muchos considerarían un desastre nacional. A la espera de una ocasión mejor, el PSD ha firmado un acuerdo con el gobierno para inspirar confianza, extremando así los gestos de responsabilidad por parte de quien está predestinado a coger las riendas del gobierno. El problema es que, sin moción de censura, no habrá elecciones hasta finales de 2013, y nadie piensa que un plazo tan dilatado sirva para arreglar las cosas, sino probablemente todo lo contrario. Así las cosas, bastaría que el crecimiento de Portugal, castigado por las severas medidas de ajuste presupuestario adoptadas en 2010, fuera negativo un solo trimestre para que los mercados, rozando la histeria, protagonizaran sesiones de infarto como las vividas el pasado otoño en relación con Irlanda. Todo lo cual, cuando por segundo mes consecutivo el paro sigue creciendo en nuestro país de forma alarmante, no podría dejar de afectar a nuestro crédito internacional sino muy desfavorablemente.

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@purgatecon

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