jueves, 17 de marzo de 2011

Impacto de la catástrofe en la economía mundial

Hoy, mientras la Bolsa de Tokio se recuperaba parcialmente de las importantes caídas de ayer y anteayer, las Bolsas de todo el mundo han continuado cayendo. El doble desastre natural, terremoto y tsunami, unido a la alarma nuclear, están creando seria preocupación a escala planetaria. Moody’s y otros analistas han empezado a evaluar los daños y su impacto.

La destrucción de riqueza se estima en alguna cifra entre 100.000 y 200.000 millones de euros, algo así como entre el 2 y el 3 por 100 del PIB japonés. Aparte, la detención de la actividad productiva en muchos ámbitos traerá consigo una caída del PIB estimada en un 0,2 ó 0,3 por 100. Nada de eso parece insuperable. Además, la demanda inducida por el esfuerzo de reconstrucción más que podría compensar el retroceso, y terminar el año con un saldo positivo.

Esto es, como decimos los economistas, ceteris paribus, o si no hay imprevistos, que los puede haber. Japón es un país muy nuclearizado; un 30 por 100 de su energía proviene de esa fuente, y antes del terremoto había planes de llegar al 50 por 100. Esos planes serán seguramente revisados, lo que podría acarrear una superior demanda de energías alternativas; sobre todo la eólica, no tanto la solar. Esto significaría oportunidades para España. El mayor problema proviene, sin embargo, de que cinco centrales están paradas, seguramente de forma definitiva, lo que deja desabastecida toda la zona norte del país, donde están localizadas muchas plantas industriales. Pero como la producción está muy especializada, prácticamente toda la industria japonesa está parada en este momento, por falta de piezas producidas en el norte. Este parece ser el mayor riesgo. Un automóvil contiene, por término medio, unas 25.000 piezas, y una parte de ellas se produce en el norte; o bien se empiezan a producir en otras fábricas, o toda la producción en cadena puede verse detenida durante un tiempo indeterminado. La falta de piezas puede afectar a otros países, donde hay localizadas fábricas japonesas que utilizan al menos unos cientos de piezas solamente producidas en Japón. Esto puede tener efecto en paradas temporales en buena parte del sector automovilístico mundial.

Otro problema son los seguros. Una gran parte de la riqueza material destruida y al menos algunas de las vidas perdidas estaban aseguradas. Una parte de esos seguros, en su mayoría contratados con compañías japonesas, han sido reasegurados con compañías americanas y europeas, sobre todo británicas. Los pagos de este sector serán mil millonarios, entre 5.000 y 10.000 millones de euros, que las compañías trasladarán a los asegurados en forma de mayores primas. Por el lado de las buenas noticias, Japón reducirá temporalmente su demanda de petróleo, y eso contribuirá a aliviar las presiones alcistas sobre los precios.

Pero las principales preocupaciones son de índole financiera. Japón es uno de los mayores tenedores de deuda de Estados Unidos y Europa del mundo. Se estima que acaso un 10 por 100 de la deuda estadounidense está en manos de japoneses. Esa cifra no parece impresionante. No obstante, si Japón necesita divisas para la reconstrucción, tendrá que vender parte de su cartera de activos emitidos por deudores occidentales, y eso podría traer consigo una nueva ronda de crisis de deuda soberana.

A todo ello hay que añadir la incertidumbre sobre el futuro global de la energía nuclear.

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@purgatecon

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