viernes, 12 de febrero de 2010

El gobierno económico de Europa

Ayer, 11 de febrero de 2010, la UE dio un paso de gigante hacia la puesta en marcha de un gobierno económico para Europa. En el menú del Consejo Extraordinario estaba, junto con los inevitables entremeses de Haití, entrante al centro de la mesa, inexcusable para saciar el wishful thinking (¿es eso lo que algunos llaman “buenismo”?) de todo buen europeo, había un plato fuerte del que Alemania y Francia reclamaron ración doble: Grecia. Tras la confusión de las últimas jornadas, los mercados estaban ansiosos, bien de medidas a favor del miembro renqueante, que justificaran de plano la especulación contra el euro, bien la expresa renuncia a ayudarlo, siguiendo el liderazgo del Reino Unido, que ya ha dicho que el problema hay que encasquetárselo al Fondo Monetario Internacional, lo que tendría por efecto liquidar políticamente el proyecto del euro.

Pero el Consejo Extraordinario no hizo ni cosa ni otra. Con una declaración política que promete ayudar a Grecia cuando Grecia lo pida, desautorizó completamente al Reino Unido (que ya podría ir pensando qué es lo que hace en una Unión Europea contra la que apuesta sistemáticamente). Pero tampoco dijo, de forma ni clara ni confusa, qué, en concreto, se propone hacer. Parece que los detalles quedan a cargo de Alemania y Francia, puesto que los demás no podemos ni imaginar el comprometer un euro. La cosa se está poniendo tan fea que incluso Francia y Alemania han declinado proponerse un plan o siquiera un plazo para pergeñarlo. Alemania acaba de saber que su tan cacareada reactivación se estanca (aquí la noticia) y, en tales circunstancias, incluso un país tan minúsculo como Grecia – comparado con España, claro está – resulta un bocado demasiado grande para Francia sola.

¿Qué es lo que se pretende, entonces? Ahora, únicamente dar un respaldo político a los planes de ajuste duro de Grecia (hay previsto un descenso del 20 por ciento de los sueldos de los funcionarios, tras lo que vendrá el de todos los salarios), supuestamente para reforzar su credibilidad ante los mercados con vistas a las próximas emisiones de deuda soberana. Es decir, lo que se espera es que Grecia coloque bien su deuda y que nadie tenga que invertir un euro en su rescate. Estos caballeros pretenden que el almuerzo les salga gratis. Tiempo perdido; tiempo miserablemente perdido. No están las cosas como para favorecer a gorrones.

¿Para este parto de los montes se convocó de urgencia un Consejo Extraordinario de jefes de Estado y de gobierno, con Grecia como único punto del orden del día (y Haití de adorno)? Naturalmente que no: los 27 reunidos allí pueden ser un caradura y 26 presuntos gorrones, pero ninguno es tonto. Había una razón muy concreta y más importante que tranquilizar durante unas horas (aquí, aquí y aquí la noticia) a los mercados. Y una razón para convocar el Consejo precisamente ese día, lo que explica la urgencia. Los sindicatos griegos habían convocado para ayer una huelga general. Contra esa huelga general fue el Consejo. Era como decirles a los sindicatos griegos: “Ya veis, toda Europa respalda la política de austeridad de vuestro gobierno. ¿Cómo se os ocurre protestar por una simple rebaja del 20 por ciento, con los problemas que esto nos está causando al resto de los europeos (y los padecimientos que sufren los haitianos)?

Por primera vez, la Unión Europea ha hecho suya la política económica de uno de sus miembros, con tales efectos políticos que su gobierno ya no podría dar marcha atrás aunque quisiera. Además, se ha establecido un precedente en el fondo y en la forma. De una manera muy concreta, ha empezado el gobierno económico de Europa. Y ha empezado siendo beligerante contra una huelga general. Peor augurio, imposible.

Con lo fácil que sería reformar el Tratado de Masstricht para dar entrada a políticas del Banco Central Europeo de apoyo a los gobiernos en épocas de crisis salvajes, como en la que nos encontramos. No otra cosa es lo que hacen la Reserva Federal estadounidense y el Banco de Inglaterra. ¿Por qué empeñarnos en ser el bastión de la ortodoxia financiera en todo el mundo? ¿Porque Alemania todavía necesita pasar por el psicoanalista para recuperarse del trauma nacional que le supuso la gran inflación de 1922-23? Sencillamente, ridículo.

Etiquetas: ,

@purgatecon

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio