Por qué iré a la huelga general
El gobierno se equivoca. Zapatero confunde confianza - palabra que está de continuo en sus labios últimamente – con fe. Lo que él espera es que todos tengamos fe en que está haciendo lo correcto y que la economía española se recuperará gracias a eso; bueno no, en que se está recuperando ya, aunque no se note mucho. Así a lo mejor funciona la política, pero no la economía. Cuando unos indicadores dicen una cosa y otros dicen otra, todavía se está en el fondo del agujero, por mucho que uno se empeñe en subrayar lo que favorece su tesis y menospreciar lo que la contradice. Ayer, por ejemplo, el Wall Street Journal publicó una entrevista con el presidente, en la que él sostuvo la tesis de que la crisis de la deuda europea estaba cerrada. Inmediatamente, la edición online del periódico abrió una encuesta entre los lectores de la noticia. 24 horas después, el presidente había convencido al 15 por ciento; el 85 por ciento restante opinaba lo contrario. Había dejado de convencer a la gran mayoría, no ya de los ciudadanos, sino de las gentes que leen un periódico que orienta a los inversores de todo el mundo sobre si deben poner su dinero en deuda española o sacarlo de ella (provocando quizá un pánico de los que el presidente, delante de los mayores inversores, atribuyó con más osadía que prudencia a los “especuladores”).
Un simple repaso a la prensa internacional muestra que los inversores tienen razón y el presidente se equivoca. La deuda soberana de Irlanda se encuentra sometida, en estos precisos momentos, a un “ataque especulativo” de proporciones superiores al que sufrió la española la primavera pasada. Ahora mismo, el diferencial con el bono alemán supera los 400 puntos básicos (el de España se quedó en 200). Los inversores están vendiendo deuda irlandesa antes de que venzan, el próximo 29 de septiembre – sí, el mismo día de la huelga general en España – las garantías colectivas adquiridas por los bancos irlandeses hace un año, y que nadie quiere renovar ahora, con esos mismos bancos atrapados en la trampa hipotecaria de una burbuja inmobiliaria a punto de estallar. Prevalece el convencimiento de que el gobierno tendrá que rescatar a los bancos irlandeses, pero ¿quién rescatará al gobierno irlandés? Hay pocas dudas de que tendrán que ser la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, mediante un esquema financiero como el que rescató a Grecia hace unos meses.
Y no se piense que Irlanda no ha hecho sus deberes. Desde el comienzo de la crisis, el gobierno ha ajustado severamente sus gastos (incluidas reducciones de sueldo de los empleados públicos superiores a las de aquí). Este verano visité el país. Coincidió con la publicación de las “pruebas de esfuerzo” (en inglés, stress tests) de la banca europea. Aunque los resultados de la banca irlandesa fueron razonablemente buenos, ellos no se hicieron las ilusiones que aquí nos hemos hecho nosotros. Me sorprendió leer en los titulares de un diario local de Limerick que el gobierno estudiaba la privatización de todo lo privatizable (incluidos puertos, aeropuertos, transportes urbanos y televisión pública) en previsión de que ocurriera lo que está ocurriendo, semanas después. No ha sido suficiente.
En cualquier caso, Zapatero no puede decir que la crisis de la deuda europea está cerrada, sin demostrar estar poco al tanto de la situación. Si Irlanda no provoca el alboroto que provocó Grecia a principios de año es porque Alemania – deseosa de disciplinarnos a todos – aireó entonces el asunto, cosa que no le interesa ahora, porque empieza a ser peligroso de verdad. Los mercados, aunque nerviosos, tampoco alcanzan las cotas de histerismo que mostraron cuando España estuvo en la picota, sobre todo porque el volumen de la deuda irlandesa, en términos absolutos, no puede compararse con el de la española. El cierre de la crisis irlandesa comprometerá inesperadas ayudas de España, complicando nuestra situación un poco más.
Pero es que después de Irlanda, Portugal ya está en puertas, para ser objeto del siguiente escrutinio de los mercados. Y, ora las cosas cambiaban a muy bien para el gobierno, lo que – para decirlo de un modo suave – es cada vez más improbable, ora detrás de Portugal volverá a tocarle nuevamente a España. No es que los “especuladores” nos tengan manía; es que, tras Irlanda y Portugal, España es el eslabón más débil de la cadena del euro. Que no quepa la menor duda: el fin último de la “especulación” internacional es hacer saltar uno por uno los eslabones de la eurozona, toda ella cada vez más débil con cada crisis particular, hasta llegar al corazón mismo del Eurosistema y obligar a Alemania a romper con la moneda común para retornar al marco. ¿Y esto es así porque los “especuladores” odian al euro? No, es así porque los mercados tienen la profundísima, irremediable sospecha de que Europa se equivocó cuando adoptó políticas de estabilización a destiempo, cuando dio por hecha la reactivación cuando todavía había que continuar fomentándola con políticas anticíclicas.
Ahora nada de eso tiene remedio, como digo. Ahora hay que prepararse a conciencia para lo que ha de venir. Necesitamos una sociedad civil que reúna todas las fuerzas de que pueda disponer para hacer frente a los tiempos de tribulación que se avecinan. A pesar de sus buenas intenciones, el gobierno ha adolecido de una falta de horizontes y exceso de improvisación, que se ha acentuado, si cabe, en los últimos meses. La oposición está aún más falta de ideas que el gobierno, pero ni siquiera le importa porque cree que le basta con esperar para llegar al poder sin esforzarse; diríase que sigue de vacaciones, o tal vez que está en desempleo. La patronal, manteniendo al frente de su representación al empresario más fracasado de España, dice a las claras quiénes son y a qué aspiran. En esta situación, que empieza a adquirir visos de emergencia nacional, únicamente los sindicatos, atreviéndose a alzar la voz en un mentidero de rumores, maledicencias y malas voluntades; únicamente los sindicatos, repito, demuestran aún tener la vitalidad y el nervio que el país necesita.
Etiquetas: crisis, deuda, sindicatos
3 comentarios:
Enhorabuena, Enrique. Nos veremso en Cibeles mañana por la tarde.
Abrazos fuertes
Hoy, 29-S, los sindicatos nos han convocado a una Huelga General, y yo voy a parar también mis clases en la UCLM.
En numerosos escritos (www.economyforum.es) he manifestado ya mi desacuerdo con la reforma laboral y su incapacidad para crear empleo –el principal argumento para su convocatoria- pero también he discrepado de la orientación general de la política económica que se está aplicando en Europa, y también en España. Particularmente, he criticado las políticas de austeridad fiscal, por sus efectos negativos sobre la demanda agregada, y la falta de respuesta a los verdaderos orígenes de la crisis actual. En el caso de la unión monetaria, estas políticas serán especialmente dañinas para los países de la periferia, como España, y las últimas propuestas de reforma institucional –límites más estrictos al déficit, por ejemplo- van precisamente en la dirección contraria a la que se necesitaría. El motivo de mi protesta es, por tanto, global, y abarca tanto la reforma laboral como el conjunto de la política económica.
Además, en los últimos días se han utilizado dos argumentos en contra de la huelga que han reforzado aún más mi apoyo a la convocatoria. Uno es el de la “inevitabilidad” de estas políticas económicas, que vendrían impuestas por la racionalidad económica, supuestamente residente en “Bruselas” y en “los mercados”. Protestar contra ellas, se ha llegado a decir, es como protestar porque llueve. No es cierto, protestamos porque creemos que hay alternativa, y que sólo el debate intelectual y la formalización de propuestas diferentes le abrirán paso (junto a la movilización social). El segundo es un mensaje claramente antisindical –no discutiendo lo acertado o no de sus argumentos en torno a la reforma, sino su propio papel en las empresas y en la sociedad- que no estoy dispuesto a asumir.
Por todo esto, hoy me sumo a la huelga general.
JORGE UXÓ, Profesor de Teoría Económica, UCLM
Gracias a ambos por vuestros comentarios. A propósito, ¿cuál es vuestra opinión acerca del resultado de la huelga?
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