Acuerdo en los Presupuestos Generales del Estado
Oigo a un destacado socialista decir que lo más importante del acuerdo presupuestario entre el PSOE y el PNV (más CC) radica en haber frustrado el intento del PP de forzar elecciones anticipadas. Es de los que van de victoria en victoria hasta la derrota final. En realidad, el PP no ha intentado de veras forzar elecciones anticipadas. Cuento al menos cuatro razones para pensarlo. Primera, la política económica que está haciendo el PSOE no debe parecerle tan mal a la derecha; el propio Zapatero se desespera al ver que ésta no le apoya cuando parece que debería hacerlo. Mejor esperar a que la situación mejore, aunque sea con medidas a medias, que hacerse cargo de un país que está permanentemente al borde de la bancarrota. Segunda, de haber querido de verdad derrocar al gobierno, el PP habría apoyado la huelga general del 29-S, como la derecha apoyó la del 14-D de 1988. Pero la situación era muy distinta: entonces se trataba de debilitar a un gobierno fuerte, con mayoría absoluta; ahora, de dar la puntilla a un gobierno minoritario que tiene que hacer contorsiones para mantenerse. Si los sindicatos se acostumbran a las huelgas, como en Francia, al final será el propio PP, una vez en el gobierno, quien lo pague. Tercera, derribar al gobierno habría llevado las dificultades del país para financiarse en los mercados hasta el paroxismo, como no sin cierta ingenuidad nos recuerdan los socialistas al defender el acuerdo. Aunque sea por pasiva, el PP puede apuntarse el tanto de la moderación propia de una fuerza tranquila. Por último, las reglas del circo exigen que la oposición se mantenga al margen y no detenga el espectáculo, para deleite de los damnificados, que cada vez son más numerosos.
Decía el domingo Zapatero que en año y medio, respiro temporal que el gobierno cree haber ganado con este acuerdo, pueden pasar en política muchas cosas. Me gustaría que mencionara una buena. ¿Se atreverá a presentar su propuesta de reforma del sistema de pensiones? Con la que está cayendo en Francia sería políticamente suicida. ¿Llevará adelante la reforma de los servicios públicos de empleo, transferidos a las comunidades autónomas? Me parece que verdes las han segado. Aparte de medidas de detalle, como la inhabilitación de cargos electos por listas de partidos declarados ilegales, pactada ayer con el PP, me temo que el gobierno va a poder hacer muy poco por recuperar la credibilidad, por no decir nada. En realidad, el gobierno ha comprado – a precio de oro, como no podría ser de otra forma – tiempo para una sola cosa, a saber, permitir que las medidas de ajuste y la reforma laboral produzcan los frutos que espera de ellas. Tristemente, como el propio gobierno reconoce, esos frutos serán imperceptibles (aunque claros, que nadie lo dude) antes de 2012. Lo que nos espera es una ofensiva mediática a la desesperada para convencernos de que tales medidas, que han causado justificado disgusto entre la ciudadanía, producirán el efecto deseado después de las elecciones si y sólo si es el PSOE quien vuelve a gobernar.
Decía también Zapatero el domingo que esta legislatura se le debe estar haciendo muy larga a Rajoy. Sospecho que nada comparado con lo larga que se le va a hacer al presidente.
Etiquetas: crisis, gobierno, partidos, política nacional
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