Cómo lo ve el mercado
El precio de los CDS – derivado financiero que asegura contra el impago – de la deuda soberana española ronda los 230 puntos básicos (pb), lo que significa que el mercado asigna un 10 por ciento de probabilidades a la suspensión de pagos de España. El de la deuda portuguesa anda por los 417 pb, o una probabilidad de quiebra del 18 por ciento. Asesurar la deuda irlandesa cuesta 560 pb, con una probabilidad de quiebra del 25 por ciento. La palma se la lleva la deuda griega, con más de 800 pb, o una probabilidad que ronda el 35 por ciento. Si uno de cada tres operadores cree que Grecia suspenderá pagos, uno de cada cuatro lo piensa de Irlanda y casi uno de cada cinco lo cree de Portugal, únicamente uno de cada diez opina que España irá a la bancarrota, por decirlo de una manera quizá no muy exacta pero sí gráfica.
No salimos tan bien librados cuando nos comparamos con Túnez, en plena revolución, con 170 pb (ó 7,5% de probabilidad de quiebra), y mucho menos con Arabia Saudita (108 pb, ó 5% de probabilidad de quiebra) y el Reino Unido (60 pb, ó 2,5%: uno de cada cuarenta).
Eso, suponiendo que el inversor perdiera todo su capital. Si, alternativamente, se supone que el inversor puede recuperar el 50 por ciento de su inversión (un supuesto que tiende a ser el habitual del mercado), entonces los 230 pb de España significan una probabilidad de quiebra del 20 por ciento, es decir, que uno de cada cinco operadores cree que España incumplirá sus compromisos financieros. Uno de cada tres cree que Portugal lo hará. La mitad, que incumplirá Irlanda. Y dos de cada tres, que Grecia quebrará.
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