viernes, 25 de marzo de 2011

No es Portugal: se trata de España

Tan sólo 24 horas después de que el ministro Sebastián dijera en Nueva York, en la conferencia sobre estrategias de inversión en España organizada por Bloomberg, que nuestro país es solvente y que está siendo injustamente emparejado con países menos confiables, como Grecia, Irlanda y Portugal, llega Moody’s y rebaja la calificación crediticia de 30 bancos y cajas españoles, en algunos casos de forma drástica, casi al nivel de los bonos basura, al tiempo que el Banco Internacional de Pagos de Basilea publica la exposición de nuestra banca a la crisis de Portugal, lo que viene a confirmar el juicio de Moody’s. Y todo esto ocurre sólo una semana después de que el Banco de España revelara que buena parte de los beneficios previstos por la banca está siendo devorada por el incremento de la morosidad.

Otro dato, cuya importancia es incierta pero no deja de ser significativo, es que el Royal Bank of Scotland (RBS) acaba de subastar activos crediticios a promotores inmobiliarios y títulos hipotecarios emitidos por bancos españoles, con un nominal de 1.000 millones de libras y adjudicados por un efectivo de 286 millones de euros; esto supone una valoración de mercado al 25 por ciento del nominal, aproximadamente lo mismo a como estaba valorada la deuda de la banca irlandesa en el momento de solicitar este país el rescate financiero el pasado mes de noviembre. En esta ocasión, el mejor postor ha resultado ser Perella Weinberg Real Estate Fund, cuya intención podría ser hacerse con los activos hipotecados para venderlos a un precio que encuentre pronta salida en el mercado. Lo cual sólo sería el principio de los 13.000 millones de activos declarados tóxicos por RBS y de los que quiere deshacerse en los próximos años. Si esta conjetura tiene alguna base, los fondos-buitre como el mencionado podrían entrar a dinamizar el mercado inmobiliario español, fijando sus precios en niveles más realistas, muy inferiores a los actuales (quizá un 50% inferiores), lo que obligaría al resto de la banca a actualizar los precios de sus propios activos haciendo aflorar pérdidas hasta ahora encubiertas.

Yendo a lo más acuciante, la exposición de los bancos y cajas españoles a la deuda de Portugal ronda los 77.000 millones de euros, es la mayor del mundo y supone, por sí sola, un tercio del total. Hay, así pues, una gran diferencia con las crisis de Grecia e Irlanda, donde los riesgos eran mínimos: unos 1.000 millones, ó 0,5% del total en Grecia, o al menos soportables: unos 12.000 millones, ó 2,1% del total en Irlanda. Si Portugal tiene que ser rescatada, nos va a afectar de forma mucho más intensa que todo lo vivido hasta ahora y, lo que quizá es peor, nadie lo va a pasar tan mal como nosotros. Esta vez, los británicos, que aguantaron el tirón con Irlanda, van a ser mucho más duros y unirán su voz a la de Merkel, que lleva tiempo pidiendo – y en esto no le falta razón – que los acreedores de los bancos soporten parte de la pérdida, liberando de esa parte a los gobiernos. Y yo diría que España no tiene voz ni voto en Europa para impedir que parte de los activos de nuestros bancos y cajas se evapore como por ensalmo.

El gobierno continúa empeñado en la estrategia equivocada. Decir con aplomo que todo va bien y que el gobierno se hará cargo de los desperfectos ya no convence a nadie. No es cosa de decidir si algún banco o caja va a caer, sino de cuántos va a haber que dejar caer, y no a plazo de septiembre sino probablemente antes. Si el gobierno se hiciera cargo de la inminencia del peligro que se cierne sobre nosotros y de las proporciones de lo que se avecina, tendría que estar estudiando esquemas para salvar los depósitos dejando caer el resto del pasivo de las entidades que ya son insalvables. De todos los errores del gobierno Zapatero, fallar ahora en esta crucial tarea será con mucho el más imperdonable.

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@purgatecon

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