jueves, 31 de marzo de 2011

Tepco, directa a la quiebra

Altos ejecutivos de la Tokyo Electric Power Company (Tepco) han reconocido la gravedad de la situación financiera de la empresa. Después de detectarse radiación de plutonio este fin de semana, han declarado con franqueza que los dos billones de yenes (18.000 millones de euros) de préstamo sindicado que lidera Sumitomo Mitsui no serán suficientes; lo cual sitúa a la compañía en el escenario pesimista que elevaba el coste de la catástrofe a 33.000 millones de euros. Tepco tiene un capital que se cifraba en 22.500 millones de euros antes del accidente nuclear. Como consecuencia de todo ello, el precio de las acciones está en el 20% de su valor antes de 11 de marzo y el precio de los CDS (credit default swaps), que aseguran el pago de la deuda, se ha multiplicado por diez desde entonces: de 40 puntos básicos a más de 400. La compañía tiene una deuda que asciende a unos 65.000 millones de euros, de los que unos 45.000 millones son bonos negociables, cuya tenencia se extiende por el mundo entero. Algunos observadores señalan ya que, si bien el accidente nuclear reúne características que lo asemejan al vertido de petróleo del Golfo de México en 2010, desde el punto de vista financiero se parece cada vez más a la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008, que se considera el acontecimiento que desató la actual crisis.

Mitsubishi UFJ, que forma parte del consorcio bancario que sindicó el préstamo a Tepco, y que es de los tres grandes bancos japoneses el que menos relación tiene con Tepco, está pidiendo abiertamente la nacionalización de la empresa, cuya desaparición se estima imposible toda vez que alimenta de fluido eléctrico a un tercio de la megápolis de Tokio. Ante la perspectiva de la nacionalización, que muchos consideran segura, los fondos buitre se han lanzado a la caza del bono Tepco, que adquieren con gran descuento, con la esperanza de que el gobierno japonés los respalde en la totalidad de su valor nominal. Pero la nacionalización hará que se evapore el valor de los recursos propios de la compañía, y por tanto de sus acciones, que asciende, en términos nominales, a unos 16.000 millones de euros, que reúnen la inversión de muchas familias japonesas. Imagínese, a efectos de comparación, lo que supondría la desaparición de todo lo invertido en Endesa o en Iberdrola. Un desastre financiero sin precedentes en Japón, que se suma al desastre nuclear y a los desastres naturales del tsunami y el terremoto.

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@purgatecon

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