Banco malo
Bankia se presentó el 2 de marzo de 2011 como marca comercial del Banco Financiero y de Ahorros, S.A. (BFA), entidad resultante del Sistema Institucional de Protección (o fusión fría) de Caja Madrid, Bancaja y cinco cajas más, por el que recibieron 4.465 millones de euros del Fondo de Reestructuración Ordenada de la Banca (FROB) en forma de participaciones preferentes convertibles en acciones. Un mes después, las siete cajas, después de haber unido en el balance de BFA los balances de todas, han procedido a una segregación de ese balance único en otros dos. Uno de los dos balances resultantes sigue siendo el de la entidad denominada BFA; el otro se transfiere a Altae Banco, hasta ese momento una ficha bancaria propiedad de Caja Madrid, que ahora pasa a llamarse Bankia, con lo que ésta deja de ser una mera marca comercial. Tras conocerse algunos detalles de la operación, la agencia de calificación de riesgos crediticios Standard&Poor’s (S&P), que había calificado la entidad única resultante de la fusión con una nota A-, acaba de anunciar que prepara una revisión a la baja de las calificaciones de BFA y Caja Madrid.
Antes de la segregación, BFA tenía activos totales por importe de 328.000 millones de euros, lo que lo convertía en la tercera entidad del país. Tras la segregación, a BFA, que no cotizará en Bolsa, se le ha asignado activos por importe de 53.000 millones y a Bankia, que saldrá próximamente a Bolsa, activos por valor de 275.000 millones. Del activo de BFA, casi la mitad, 26.160 millones de euros, son activos potencialmente problemáticos, incluyendo 7.370 millones de préstamos morosos (al menos tres meses de impago), 7.742 millones de créditos subestándar (impago inferior a tres meses) y 11.048 millones de activos inmobiliarios adjudicados en ejecución de fallidos. Dentro del activo de BFA se incluye también el 100 por 100 del valor patrimonial de Bankia, contabilizado en 12.000 millones de euros. Aproximadamente 5.500 millones de euros corresponden a la cartera industrial de Caja Madrid y Bancaja, valorada a precios de mercado. De los restantes 10.000 millones de euros del activo de BFA no se ha dado suficiente explicación, excepto que la entidad cuenta con suficiente tesorería para atender todos sus compromisos de pago.
Del pasivo de BFA se conoce todavía menos. Se sabe que el capital principal o core capital está constituido, en su mayor parte, por las participaciones preferentes convertibles del FROB (4.465 millones de euros). Dado que el neto patrimonial de la entidad única resultante de la fusión fría se estimó en 14.000 millones de euros, y el de Bankia se cifra después de la segregación en 12.000 millones, cabe suponer que los restantes 2.000 millones quedan en BFA, con lo que el capital princìpal asciende, quizá, a unos 6.500 millones. Además, hay provisiones constituidas para créditos fallidos por importe de 5.900 millones de euros y provisiones para cubrir la pérdida de valor de inmuebles por importe de 1.800 millones. Todo ello da cuenta de 14.200 millones de euros. Los restantes 39.000 millones de euros tendrán que estar cubiertos por pasivos exigibles a largo plazo emitidos por las cajas integrantes de la fusión y en los que se subroga BFA.
Ahora bien, conforme los morosos se vayan transformando en fallidos, y los subestándar en morosos y luego también en fallidos, así como si la propiedad inmobiliaria continúa descendiendo de valor, BFA irá saneando la pérdida contra las distintas clases de provisiones constituidas. Cuando éstas se agoten, se reducirá capital; cuando éste desaparezca, las participaciones preferentes se convertirán en acciones, el FROB se convertirá en propietario de BFA y el saneamiento ulterior correrá a cargo del contribuyente. Cuando se agoten los 14.200 millones de euros provistos por todos estos recursos, las pérdidas podrán traducirse en quita de las obligaciones de pago a largo plazo. Como la mayor parte de las mismas deben de haber sido emitidas por Caja Madrid, ésa es la razón por la que S&P ha anunciado una rebaja de calificación tanto de la deuda asumida por BFA como de la deuda emitida en el pasado por Caja Madrid.
Cuando se repara en el valor de los activos potencialmente problemáticos y los recursos dispuestos para respaldarlos, se advierte que el grado de cobertura es bastante elevado (54%); eso, sin contar con las garantías reales que acompañan a buena parte de los créditos morosos y subestándar. Pero seguramente el problema al que apunta S&P no está ahí, sino en la posibilidad de que Bankia continúe transfiriendo activos potencialmente problemáticos a BFA en caso de que la morosidad siga empeorando, contra lo que no hay ninguna garantía financiera. La garantía, en realidad, es política. Dado que BFA es el propietario de Bankia, el saneamiento de pérdidas generadas por la mala calidad de los activos contra el capital de los socios originales, y la conversión de las participaciones preferentes en acciones en manos del FROB, significará la pérdida de control de las siete cajas sobre Bankia. Cabe esperar que ellas harán cuanto esté en su mano para evitar ese resultado. Pero ¿es esa garantía política suficiente en una economía de mercado? S&P parece pensar que no es la mejor garantía posible. Y que, dadas las circunstancias, tampoco lo es la garantía del gobierno sobre el pasivo exigible de BFA, una vez el FROB haya tomado el control del banco malo.
Etiquetas: crisis, sistema bancario
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