jueves, 23 de junio de 2011

La banca de los países escandinavos no ve alto riesgo de contagio en la crisis de la deuda

El riesgo de contagio es la preocupación del momento. Ayer por la tarde, Jean-Claude Trichet dio una rueda de prensa en su calidad de presidente, no del Banco Central Europeo, que todavía es, sino del Consejo Europeo de Riesgo Sistémico (ESRB), organismo que empezó a funcionar en enero y al que se retirará tras cesar en octubre en su actual cargo. Trichet ha afirmado que los primeros estudios del ESRB muestran que el riesgo de contagio de la crisis del crédito público de algunos gobiernos europeos a los bancos privados es muy elevado, habida cuenta de que los bancos son los principales inversores en deuda soberana.

Un estudio llevado a cabo por la agencia de calificación de riesgos crediticios Fitch Ratings muestra un panorama diferente. Tras estudiar la percepción que tienen las entidades de crédito de los países escandinavos, mediante una serie de entrevistas llevadas a cabo la semana pasada, la conclusión es que en su gran mayoría no ven un riesgo alto de contagio. Sólo un 21 por ciento de las entidades afirmó percibir un riesgo elevado de contagio de la crisis, actualmente circunscrita a Grecia, Irlanda y Grecia, a otros países como España, Italia y Bélgica. El 64 por ciento afirmó que el riesgo de contagio era medio y un 15 por ciento, que bajo. La percepción del riesgo era máxima en Copenhague y mínima en Helsinki. Dinamarca es el único país escandinavo que está actualmente en recesión. Con todo, el 40 por ciento de los ejecutivos bancarios entrevistados afirmó que la crisis de deuda soberana es la mayor amenaza que se cierne sobre los mercados de crédito europeos en el horizonte de los próximos 12 meses. Sin embargo, otras amenazas parecían casi tan preocupantes: la posibilidad de una segunda recesión mundial preocupaba al 30 por ciento y el fin de los estímulos monetarios y fiscales en Estados Unidos a otro 30 por ciento.

Curiosamente, la posibilidad de que la crisis pase de los estados a los bancos, que es la obsesión de Trichet en los últimos meses, no parece preocupar a los bancos escandinavos. Se conoce que ellos no han invertido apenas en deuda soberana de los países rescatados hasta la fecha. Así entiende uno la frialdad con la que Finlandia, por ejemplo, se enfrentó al rescate de Portugal, hace unas semanas, y sus reticencias al segundo rescate de Grecia, ahora. Pero, por otra parte, ¿no será que la obsesión de Trichet – que parece ser también la de Draghi, su sucesor in pectore – responde estrictamente a una preocupación propia de los bancos franceses y alemanes, que en su día prestaron a Grecia más de lo que razonablemente habría que haberle prestado? Parece estar justificada la duda de si el BCE representa demasiado fielmente el interés de los países centrales de la UE - Francia, Alemania - y muy poco el de los periféricos, ya sea del Norte o del Sur de Europa.

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@purgatecon

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