lunes, 20 de junio de 2011

Primera victoria política del 15-M

Yo quizá no lo habría hecho así. De haber sido coordinador de Izquierda Unida en Extremadura – que afortunadamente no soy – puede que hubiera planteado una dura negociación con el PSOE; digamos, la mitad de las consejerías y una vicepresidencia con amplias atribuciones, para empezar. E IU habría sacado tajada de su posición de arbitro, ya que Fernández Vara es un hombre razonable, como acaba de demostrar pidiendo que no se demonice a IU y que el PSOE asuma sus responsabilidades en la derrota.

Pero lo que yo pueda pensar que haría en caso de… no tiene ninguna importancia, ni siquiera para mí. Mucho más interesante es comprender lo que ha ocurrido. Cuando la semana pasada Cayo Lara quiso hacer acto de presencia en una movilización contra el desahucio de una familia en Madrid, dio un ejemplo de oportunismo político. Está muy feo que los allí presentes le abuchearan y hasta le arrojaran un balde de agua encima. Muy feo. Pero, en cierto modo, se lo había ganado a pulso. Sus nada contenidas peticiones del voto a los concentrados en Sol y otras plazas del país, presumiendo de que IU era el verdadero representante del 15-M, recibió en Tetuán cumplida respuesta: «No nos representas». Y este fin de semana, desplazándose a Extremadura a retorcer el brazo de IU en esa Comunidad, para que apoyaran la investidura de Fernández Vara, acaba de demostrar que no sólo no representa al 15-M, sino que ni siquiera lo escucha: «PP, PSOE, ¡la misma m… es!». Me parece que Cayo Lara tiene que revisar un poco sus conceptos. Uno puede situarse dentro o fuera del movimiento 15-M, pero lo que no puede es estar para unas cosas y no estar para otras, según le convenga. Esa clase de manipulación de la opinión pública es uno de los aspectos que valora más negativamente el 15-M.

En cambio, decidiendo que ellos se abstienen, los de IU de Extremadura se han comportado como verdaderos indignados. ¿Que eso favorece al PP? Habrá que verlo. Dando su voto al PSOE, habrían asumido un compromiso de estabilidad con el gobierno regional, que habría atado sus manos en el futuro. Absteniéndose ellos, gobernará el PP, ciertamente; pero IU no le deberá nada. En cualquier momento, puede hacer caer a ese gobierno, si le interesa. Quizá así pueda lograr más cosas, que de la otra forma, para su electorado.

Es una nueva forma de hacer política, fuera de conceptos frentepopulistas propios de la III Internacional, ya desfasados. El 15-M está compuesto en su mayoría por jóvenes que no saben nada de eso, y ni siquiera les interesa. En repetidas ocasiones, se ha sugerido al 15-M concretar sus propuestas y convertirse en partido político. Ellos lo han rechazado. No quieren ser sino lo que son: un grupo de presión multitudinario. Otros presionan subiendo la prima de riesgo de España, o utilizando los organismos internacionales. El 15-M es el grupo de presión de los que no pueden presionar sino desde la calle. Ayer, unos políticos «a la antigua» han escuchado e interpretado a su manera el grito de la calle. Es lo que el 15-M les pide a todos los políticos. El 15-M ha llegado para quedarse y ser un factor constante de presión sobre la política nacional, como los son los mercados. Los partidos no deberían olvidarlo.

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@purgatecon

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