jueves, 16 de junio de 2011

Previsible reestructuración de la deuda griega

En el pulso que mantienen Alemania y el Banco Central Europeo, no es lógico que este último se salga con la suya y evite la reestructuración de la deuda griega indefinidamente. De ocurrir esto último, desaparecería todo rastro de representación democrática en las decisiones de política económica de la Unión Europea. Yo tengo mis diferencias con la señora Merkel, pero ha sido elegida por el pueblo alemán, que, no siendo la totalidad del pueblo europeo, al menos es un parte. Jean Claude Trichet sólo representa a un puñado de plutócratas. Además, Merkel tiene consigo el factor tiempo. Podrá ceder en los pagos parciales a Grecia en julio y agosto, pero tiene la infalible baza de vetar al sucesor de Trichet si no apoya la posición alemana en esta crucial cuestión. Ya se ha entrevistado con Draghi.

Según datos del Banco de Pagos Internacionales (BIS) de Basilea, Grecia debía, a fines de 2010, 54.196 millones de dólares por concepto de deuda soberana a inversores extranjeros, de ellos 14.960 millones a Francia, 22.651 millones a Alemania, 3.408 millones al Reino Unido y 540 millones a España. La reestructuración de esa deuda no puede equivaler a la pérdida de todo el principal. De modo que el quebranto que sufrirán los acreedores – en su mayoría bancos – ha de ser limitado. La puesta de los bancos franceses en revisión por Moody’s y Fitch a lo largo del día de ayer, sin mención alguna de los alemanes, considerablemente más expuestos, muestra que ambas agencias han decidido tomar posiciones (opuestas) en el debate con objeto de influir sobre la postura de Francia en el mismo. España respalda al BCE. Me gustaría creer que hay en ello algo más que el papanatismo de creer que en el BCE están los mejores economistas de Europa. Conozco a alguno, y no es tan bueno.

Hay dos problemas más serios que el quebranto que se puede esperar en Europa de la reestructuración de la deuda griega. Uno es la exposición de los bancos griegos a la deuda soberana de su país, estimada por el BIS en 159.100 millones de dólares. Ese volumen, repartido entre ocho bancos, puede llevar a la quiebra de todos ellos. A su vez, el BIS estima que la exposición de los bancos europeos a la banca griega asciende a 136.317 millones de dólares, de ellos 56.740 millones corresponden a bancos franceses, 33.974 a bancos alemanes, 14.060 millones a bancos británicos y 974 millones a bancos españoles. Estas cifras son apreciablemente superiores a las de la deuda soberana, y añadidas a ella podrían suponer un quebranto ciertamente considerable para la banca europea. Una solución a este problema, ya planteada meses atrás, consistiría en la conversión de deuda bancaria griega en capital extranjero. La privatización de activos públicos, actualmente en estudio, podría ser menos eficiente que la venta de la banca griega a los bancos extranjeros que sean sus mayores acreedores. En todo caso, el préstamo de 90.000 millones de euros que se debate ahora no hará más que demorar tres años la resolución de este problema, que nos esperará, acrecentado como una bola de nieve, al término de ese plazo.

El segundo problema es la inversión que ya ha realizado el propio BCE en bonos griegos, inversión que podría rondar los 70.000 millones de euros a precios medios del último semestre, lo que casi podría ser el doble de esa cifra a precios nominales. La banca europea, en efecto, ha aprovechado el programa de compra de bonos por el BCE en el mercado abierto para deshacerse de la mayor parte de su cartera de deuda soberana de Grecia. Si Grecia reestructurara, el quebranto del BCE podría ser considerablemente mayor que el de la banca privada de todo el Continente. Podría, pero no tiene necesariamente que serlo. El BCE ha adquirido la deuda griega con un considerable descuento, y todavía podría recoger sustanciosos beneficios si la quita asociada a la reestructuración fuera menor que el descuento con que él la ha adquirido. Sospecho que el BCE no está haciendo otra cosa que negociar con Alemania una quita que le resulte beneficiosa. De ahí mi convencimiento de que el BCE terminará por ceder a la tesis alemana, con tal de que se le garantice suficiente compensación y los bancos alemanes acepten la conversión en capital de sus créditos sobre la banca griega.

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@purgatecon

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