jueves, 15 de abril de 2010

El FMI mete baza

No destaca por su lucidez la actuación del Fondo Monetario Internacional en la última década. Ésta empezó con la suspensión de pagos de Argentina, discípulo predilecto del Fondo durante los noventa. Acaso estaba el FMI demasiado ocupado con sus cosas como para prever la crisis internacional. Aunque hemos de pensar que se apunta a la explicación de Alan Greenspan, su gurú a lo largo de lustros, de que fueron las hipotecas de alto riesgo la causa de las actuales tribulaciones, no llega el Fondo a decir nada al respecto. Y se comprende, toda vez que en julio de 2008 ya daba por resuelta la crisis de las hipotecas y auguraba una pronta recuperación… ¡sólo semanas antes de la quiebra de Lehmann Brothers y la debacle del otoño siguiente! Luego dijo algo sensato – que había que reaccionar con fuertes estímulos fiscales – pero sus repetidos errores pronosticando la reactivación parecen haberlo convencido de que hay que hacer más. Ahora ha salido con las reformas estructurales, su canción favorita desde la crisis de la deuda en 1982.

Ha puesto su ojo en España, y eso sí es preocupante. Convidado de piedra en la crisis de la deuda griega, el FMI parece prepararse para cuando le toque intervenir en el caso de España. Ha empezado con que hay que flexibilizar el mercado laboral, entonando el mantra del contrato único de trabajo. Pero no se engañen: si se le hace caso en esto, seguirá con que tenemos una sanidad y una educación demasiado caras para que las financie el Estado. ¿Qué se apuestan?

Sinceramente, el FMI tenía que estar dedicándose a otra cosa. Los problemas que se quiere resolver con las reformas estructurales son minucias comparados con el gran problema destapado por la presente crisis, a saber, la inadecuación del sistema monetario diseñado en 1944, y parcialmente reformado en 1978, para afrontar los desequilibrios de pagos internacionales generados por el ascenso de China al rango de segunda potencia económica mundial, y la única que ahora está actuando de locomotora. El sistema monetario está diseñado para que una economía en desarrollo, como la china, actúe como exportador neto, cuando tendría que actuar como importador neto para incentivar nuestras propias exportaciones y las de todo el mundo desarrollado, todavía en crisis.

En vez de meterse con nosotros, el FMI debería estar presentando propuestas para un nuevo arreglo monetario global susceptible de ser aprobado por China, que no estuvo presente en el diseño del que hizo crack en 2008. Eso, si no queremos tener que declararle la guerra y ganársela, para poder imponerle, como de vencedores a vencido, el arreglo que nos convenga lo mismo que Estados Unidos se lo impuso a Alemania y Japón al término de la Segunda Guerra Mundial, cuando había que poner en marcha un sistema que sustituyera a la anarquía de sistemas bilaterales de pagos predominante durante la Gran Depresión.

¿Contrato único de trabajo, el remedio a nuestros problemas? Ojalá pudiera creer que todo es tan fácil.

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@purgatecon

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