¿Qué temen los mercados?
Pese a los intentos oficiales por sofocarla – que no resolverla – la crisis de la deuda soberana, y de la irlandesa en particular, sigue su curso. La declaración de la UE en Seúl, en el sentido de que los tenedores de bonos no sufrirán quitas, debería infundir tranquilidad. Se ha introducido un matiz interesante. No se trata de que los bonos no vayan a ser objeto de quitas en eventuales crisis; al admitir que podrán sufrirlas se reconoce que Angela Merkel va a seguir presionando, durante la reforma del Tratado, para que las sufran; va en ello el interés del contribuyente alemán, a todas luces principal pagano de cualquier operación de rescate. Lo que se matiza es que la quita únicamente afectará a los bonos emitidos con posterioridad a 2013, fecha para la que la zona euro deberá haber retornado al Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Entonces, ¿por qué tanta agitación?
Primero por un problema político a corto plazo. Irlanda debe hacer aprobar por su parlamento el nuevo presupuesto, fuertemente restrictivo. El gobierno tiene un pequeño margen, pero es de coalición: Fianna Fáil (liberales) y verdes. La oposición votará en contra; los verdes pueden flaquear. Si la UE va a acudir de todas formas al rescate, como acaba de prometer, ¿para qué sufrir tanto ahora? El Fondo de Estabilidad Financiera actúa como un incentivo negativo para la austeridad, y los mercados sospechan que las instituciones comunitarias no serán demasiado duras con ningún país que entre en default: ya se negaron a serlo hace semanas, cuando Alemania propuso la suspensión de derechos políticos en ese caso.
La segunda razón es más profunda. Desde comienzos de este año, los mercados sospechan que Europa se equivocó al elegir la vía de consolidación fiscal, cortando de raíz los estímulos fiscales. Los mercados son más keynesianos – esto es, más razonables – que muchos estadistas y sus asesores económicos. Si se frena el crecimiento, se recauda menos impuestos, que es lo que devuelve la deuda soberana. Éste es el problema a largo plazo, uno con el que Europa va a ir renqueando quizá durante una década.
Los pobres resultados de la cumbre del G-20 en Seúl no vienen sino a complicar las cosas. Estados Unidos y China están estimulando sus economías; Estados Unidos, artificialmente (los 600.000 millones de la Fed), y China de forma no más natural, a través de su abultado superávit exterior (mantenido con su política cambiaria). Únicamente Europa se obstina en seguir los dictados de la ortodoxia financiera. ¿Vamos a continuar sosteniendo, nosotros solitos, el mundo mundial?
Etiquetas: crisis, deuda, Irlanda, mercados, políticas económicas, Unión Europea
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio