jueves, 25 de marzo de 2010

Última hora: acuerdo sobre Grecia

El Consejo Europeo de los 27, reunido esta tarde en Bruselas, ha sido el escenario de un acuerdo entre Alemania y Francia sobre el paquete de eventuales ayudas a Grecia. Alemania ha obtenido todo lo que pretendía.

Primero, no se otorgará la ayuda ahora, sino sólo si Grecia llegara a incumplir los compromisos de devolución y pago de intereses de su deuda pública. Francia y España (presidenta de turno de la UE) hubieran preferido que las ayudas se aprobaran ya. Segundo, la carga de la ayuda se repartirá entre los países del euro – sobre la base de préstamos bilaterales voluntarios – y el Fondo Monetario Internacional; el FMI proporcionará 10.000 millones de euros y los países de la eurozona otros 12.000, 2.000 de ellos a cargo de España, para completar los 22.000 millones que Grecia podría necesitar en unas semanas. Este punto significa una derrota particularmente ostensible de Francia, que había argumentado que la intervención del FMI debilitará al eurosistema; no así para España, ya que el presidente Zapatero había aceptado en esto la posición alemana antes de empezar el Consejo. Y tercero, y quizá lo más importante para valorar hasta que punto ha sido completa la victoria alemana, el FMI intervendrá antes, previsiblemente durante dieciocho meses, y sólo después, en caso de que Grecia siga necesitando apoyo financiero, entrarán en escena los préstamos bilaterales a que se ha hecho mención. En caso de que ese apoyo no sea necesario para Grecia, el compromiso del Eurogrupo se extiende a su eventual utilización en el rescate de otros países miembros que pudieran necesitarlo.

La ordenación temporal de las ayudas me parece de crucial importancia por lo siguiente. Durante dieciocho meses, el Banco Central de Grecia tendrá que someterse a la disciplina del FMI y tendrá que liberarse, mientras tanto, de la disciplina del Banco Central Europeo. En otras palabras, habrá que buscar al primero un estatuto especial dentro del Sistema Europeo de Banco Centrales, distinto tanto del de los otros quince miembros del eurosistema como de los once que no pertenecen a éste.

Es para evitar estas complicaciones que el BCE se había manifestado opuesto a la intervención del FMI en la crisis (aquí). Para reforzar esta posición, el Consejo Ejecutivo del Banco, reunido hoy, había aprobado por la mañana la prolongación del régimen excepcional de activos de garantía más allá del 31 de diciembre de 2010. Según este régimen, el BCE puede continuar descontando activos calificados como de ‘mala calidad’ (BBB), entre los que se cuenta actualmente la deuda pública de Grecia. Esta medida facilita a los bancos alemanes y franceses el uso continuado de la deuda griega para su descuento en el banco emisor para obtener liquidez, toda vez que, según estimaciones, los primeros tienen en cartera 40.000 millones de esa deuda y los segundos 70.000 millones. Con esto, el BCE pretendía disminuir la presión de los mercados sobre Grecia, con lo que la intervención del FMI podría no ser necesaria.

Pero Angela Merkel se ha salido con la suya. Ha aprovechado la actuación del BCE por la mañana, para cambiar su posición por la tarde y forzar la entrada del FMI para escurrir el bulto, esperando naturalmente que, entre las facilidades del BCE y el dinero del FMI, Alemania nunca tenga que poner un euro.

Sea de todo ello lo que fuere, ya empiezan a crujir las poleas de la garrucha para Grecia.

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@purgatecon

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