Disparatada reacción contra una subida de impuestos
Repetidamente, he manifestado en este blog mis reservas a la proyectada subida del Impuesto sobre el Valor Añadido (aquí, aquí y aquí). Pero eso es una cosa y llamar a la rebelión o incluso a la movilización contra la medida, otra muy distinta. ¿Han visto la página de Facebook titulada “Paremos entre todos la subida del IVA” (aquí), promovida por el Partido Popular de Madrid?
Resulta que hoy se vota en el Congreso una moción para instar al gobierno a desactivar la subida del IVA, moción propuesta por el PP y respaldada por CiU; algunos partidos a la izquierda del PSOE podrían apoyarla también o abstenerse en la votación. De cualquier modo, parece que el gobierno tiene garantizada la mayoría con los votos del PNV y de Coalición Canaria, que le ayudaron a sacar adelante los presupuestos generales del Estado para 2009, donde se incluye la subida de marras.
¿Se detendrá el PP de Madrid ante la derrota de su moción en el parlamento? Les apuesto cualquier cosa a que no. La presidenta de esa organización, Esperanza Aguirre, se tiene a sí misma por cualificada representante del liberalismo español. Su cultura política, sin embargo, no parece dar de sí como para saber que el fundamento económico de la democracia parlamentaria consiste en la atribución al poder legislativo de la facultad de aprobar impuestos y al ciudadano de la obligación de pagarlos religiosamente. Pero ella piensa, ¡qué caray!, que está en contra de subir los impuestos, y que su derecho moral a no pagarlos le permite sacudirse de encima el contrato social – propugnado por los padres fundadores del liberalismo, como John Locke – y reclamar la devolución de la prerrogativa legislativa (o sea, el poder de establecer y derogar leyes) a la multitud encolerizada: “¡Paremos entre todos la subida del IVA!”
Ella jura y perjura que no incita a los ciudadanos a incumplir sus obligaciones fiscales, sino únicamente a “movilizarse” contra lo que no se está de acuerdo. ¿Qué pasa, que los partidos representados en el parlamento no recogen adecuadamente las preferencias de la población, que los electores se equivocan, o incluso que cuatro años por legislatura es un tiempo demasiado largo porque nueva información puede cambiar radicalmente la correlación de fuerzas políticas? Diríase, de cualquier modo, que la señora Aguirre desea una democracia menos representativa y más asamblearia. Aunque se trate, como en este caso, de asambleas virtuales.
Que semejantes tácticas sean habitualmente utilizadas por la izquierda más radical, pase; después de todo, esa izquierda representa por tradición a quienes tienen menos que perder. Pero que las usen quienes tienen mucho que perder con la alabanza de la democracia multitudinaria y el descrédito de la democracia parlamentaria, es surrealista. Peor aún, un verdadero disparate.
Etiquetas: impuestos
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