Apuestas
Nos escribe Germán a otros amigos y a mí, proporcionándonos el enlace a una página de Facebook que postula a Carlos Berzosa como ministro de Economía, “aprovechando los cambios que José Luis Rodríguez Zapatero realizará en su equipo de gobierno cuando finalice el semestre de Presidencia europea” (aquí). Los promotores parecen dirigentes de la Izquierda Socialista (aquí). Germán dice que no quiere hacer proselitismo, pero lo cierto es que me pone en un brete: el de tomar posición respecto de una propuesta que, por mi relación personal con Carlos, con quien compartí en el pasado departamento en la Complutense y comparto ahora soledad académica como co-firmantes del manifiesto de los 700, no puedo ignorar.
Seré breve. Primero, él es un economista crítico; yo no lo soy. En esta situación, no paso de ser un modesto keynesiano. Es decir, un modesto seguidor de la banking school en una era en que la currency school impera prácticamente sin discusión. Pero – sinceramente – me encuentro lejos de las teorías conspirativas que suelen servir de Deus ex machina a los economistas críticos. No creo que la causa de la crisis actual radique tanto en el afán depredador del capitalismo como en la ineptitud de quienes tienen poder de decisión, tanto en el sector público como en el privado.
Segundo, Carlos Berzosa es un gestor de orden. En 2007, hubo un conflicto en las Facultades de Filosofía de muchas universidades contra el máster obligatorio de formación de profesorado de enseñanza secundaria. Carlos, como rector de la Universidad Complutense, asistió a una multitudinaria asamblea y se comprometió a batallar contra el máster. Sin embargo, meses después, cuando el ministerio de Educación dejó claro que no daría marcha atrás, el rector aceptó la realidad y presentó un plan de estudios del máster al consejo de gobierno. Los alumnos le llamaron ‘traidor’ y se encerraron en el rectorado, pero no cedió. Como ministro de Economía, llegado el momento, hará lo que la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional, o quien diablos sea que mande en ese momento, diga que hay que hacer si la situación se torna insostenible. Que es exactamente lo que creo que un ministro de Economía tiene que hacer.
Tercero, con todo y eso, que se le nombre ministro de Economía en el próximo cambio de gobierno equivaldría a una auténtica fuga hacia delante de José Luis Rodríguez Zapatero. El mainstream tiene mucha fuerza entre los economistas de este país, y la condición de un economista como “crítico” no se le perdona con facilidad. Dudo que Carlos Berzosa sea conocido internacionalmente, sobre todo en Europa. Pero, de ser nombrado ministro, se lo conocería de inmediato, y con pelos y señales. No les arriendo la ganancia en ese caso, ni a él ni al presidente de gobierno que le nombre.
Y cuarto y último, no puedo compartir el optimismo de los promotores de la operación cuando afirman que “un baluarte de la Economía Crítica es lo que está demandando este país como solución a los múltiples problemas en los que nos han metido los conservadores de izquierda y de derecha con tanto neoliberalismo”. Con el debido respeto, nadie puede aportar solución a esta crisis. Como afirmó una vez Galbraith, y nos ha recordado recientemente Krugman, de una crisis así no hay salida nacional que valga, sino únicamente políticas para “ir a peor lo más despacio posible”.
Explicaré este punto con un ejemplo numérico. Si asignamos a la situación actual un valor de -2 (menos dos), el tándem Salgado/Campa nos llevará a -3 en 2011, -4 en 2012 y -5 en 2013. Un ministerio dirigido por Carlos Berzosa nos mantendría en -2 hasta 2012, para luego llevarnos (digamos) a -7 de golpe en 2013. Eso, suponiendo que volviera a ganar el PSOE.
Etiquetas: gobierno, macroeconomía